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martes, 28 de junio de 2011

LA MUJER QUE VINO DEL MAR


“Para que haya paz en el mundo,
es necesario que las naciones vivan en paz.
Para que haya paz entre las naciones,
las ciudades no deben levantarse
una contra otra.
Para que haya paz entre las ciudades,
los vecinos deben entenderse.
Para que haya paz entre los vecinos,
hace falta que reina la armonía
en el hogar.
para que haya paz en casa,
hay que encontrarla en el corazón
de cada uno.”
Lao Tse

La mujer que vino del mar
no traía quejidos ni resentimientos,
venia descalza y sola.

La  mujer que vino del mar
traía en sus grandes ojos
toda la humanidad posible.

La mujer que vino del mar
vestía transparencias,
y en sus pechos llevaba
semillas para alimentar
miles de sueños.

La mujer que vino del mar
pisaba ingenuidad
con forma de arena eterna.
Moldeaban con sus pies
caracolas hirientes.
Y en su corazón
las preguntas sangraban
a borbotones.

Hola.
Hola, mujer que vienes a mi cobijo
con sombras, sueños y dudas.
Acurrúcate en mi pecho
y descansa.
No hables.
Simplemente déjate llevar
por el compás de los latidos
del un mundo que te ama.

Vive tus sueños dentro o fuera,
da igual,
pero que ningún intranscendente
los anule.

A la mujer que vino del mar
la quiero cerca,
siempre cerca,
aunque no pueda tocarla.

pablo otero


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