Se
escapan las lágrimas de los niños
por los
desagües del mundo.Los padres miran y callan,
vacíos.
La
tienda de los relojes
cerró,
tras liquidarlo todo.El barrio queda mudo,
sin tiempo.
El tren
ya no pasa solo
por el
barrio mudo,le acompañan las almas
de escolares, de trabajadores
y amantes.
En
Atocha se yergue, firme,
un
monumento invisible:un niño, un hombre,
y una madre.
Agarrados
de la mano, miran
en la
lejanía a un futuro sin odio.(pablovalladolid) 13-3-2004
(en recuerdo a los fallecidos el día 11 de Marzo de 2.004 en los atentados en Madrid)
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